El “Año Nuevo del Sur” es una celebración ancestral que marca el inicio del ciclo vital en el hemisferio sur. Coincide con el solsticio de invierno, cuando el sol alcanza su punto más alejado de la Tierra. Desde tiempos remotos, culturas originarias como la inca, mapuche y huarpe reconocieron este momento como el verdadero comienzo del año, en sintonía con los ritmos de la naturaleza.
Esta edición, titulada “AGUA-VIDA”, propone reconectar con esa sabiduría ancestral. Nos recuerda que el ciclo agrícola no empieza en diciembre, sino en junio, cuando la tierra comienza a despertar lentamente.
La ceremonia se basa en las cosmovisiones de los pueblos originarios de Cuyo —nombre que proviene del quechua cuyún, “país de arena”—. Se destaca especialmente la tradición Xumec Tetelopi de los huarpes milcallac, que señalaba el comienzo del nuevo ciclo solar.
Durante siglos, estas prácticas fueron silenciadas o mezcladas con festividades impuestas por la colonización. Hoy, el “Año Nuevo del Sur” recupera y resignifica esas raíces. Nos invita a celebrar la vida con respeto, gratitud y armonía con la tierra.
Cada año, este encuentro ofrece una experiencia sensible que une música, arte y espiritualidad en contacto con la naturaleza. Es una oportunidad para volver a escuchar el ritmo del planeta, preparar la tierra, elegir nuestras semillas —reales o simbólicas— y sembrar con conciencia.