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Cine del mejor: Todo en todas partes al mismo tiempo

Una vez más la pantalla grande del cine de la Universidad nos deleita con un film de estreno que procura ir con la cabeza en alto por grandes premios.

Se trata de la película estadounidense Todo en todas partes al mismo tiempo, dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert, año 2022. La peli viene para quedarse una semana más en el cine Universidad de la Nave cultural, así que a aprovechar.

La película es acerca de una mujer Evelyn Wang (Michelle Yeoh), inmigrante a Estados Unidos, dueña de una lavandería con su marido. Desde el inicio atestiguamos la intensidad del film con los incesantes movimientos de cámara y la energía de sus personajes. Un frenetismo caótico desenvuelto en un mundo profundo de relaciones humanas y existencialismo.

Evelyn vive dentro de la vorágine del ritmo banal que acompaña la vida cotidiana, preocupada de su negocio, de la sexualidad y constantes choques con su hija, de su anciano y en consecuencia terco padre, y su impredecible esposo. En conclusión una mujer que no habita su realidad felizmente.

Evelyn está presente en el mundo pero a la vez al tener tantas cosas en la cabeza evade increíblemente la realidad en que está y sus vínculos, recargada de preocupaciones sólo regaña a su familia y vive sus días agitada y sin descanso. Generando una mayor importancia a aspectos que causan preocupación y malestar, evitándole vivir un presente apacible. Al margen de estos enredos familiares Evelyn también carga con el peso de tener conflictos impositivos recurrentes.

La protagonista tiene una incomodidad sobre su presente y podemos empatizar al punto de comprender que si ella hubiese tomado otras decisiones en su pasado, inevitablemente estaría viviendo mejor.

La película ya toma un perceptible tono de comedia, pero esto se revela con clarividencia cuando la ficción comienza a aromatizar al film con un touch de absurdismo explícito, incluso satírico. Ese empleo de la situación de vida de esta mujer llevado a la comedia a partir de la acción es sublime. Los saltos a los diferentes universos, la presentación de los personajes y sus acciones juegan con la improbabilidad y produce incesantemente risas entre los espectadores. ¡En el cine no paraban! Como si la película en sí misma fuese consciente de esa identidad cómica y jugara con ello.

A la amargada de Evelyn una mañana rabiando con los impuestos se le aparece una persona en el cuerpo de su marido, que dice vivir en otro universo. Este hombre, llegado de forma azarosa, le advierte a la mujer que ella es la única que puede salvar el multiverso de una fuerza que busca la destrucción de un todo.

Allí comienza una aventura de peleas y patadas voladoras que encuadra los distintos universos de una forma ajena a todo lo que hemos apreciado como espectadores.  Además la película tiene excelentes tomas de artes marciales. Un absurdísimo espléndido que conduce a dilemas súper filosóficos y existencialistas, revestido de ese humor colorido e incesante.

La protagonista Yeoh, al margen de ser una actriz increíble e imposiblemente mejor elegida para el papel, también es especialista en artes marciales. Así que esa conjunción gloriosa puede notarse con delicadeza. La actuación de su esposo  Waymond (Jonathan Ke Quan) también es genial, encarna las escenas más graciosas y la acompaña a ella en las más emocionales. Tiene una forma de moverse súper chistosa y sus primeros planos transmiten ternura y una sensación amistosa. La muchacha que hace el papel de su hija Joy (Stephanie Hsu) también lo hace increíble y con una naturalidad que transmite un trabajo de despersonificación de su ser hacia este complejo personaje. En fin, el elenco no podría estar mejor escogido.

Es una temática que se viene tocando hace años pero la forma en que lo abarcan en el film es una locura. Es impresionante cómo de algo tan caótico pasan a otro género o escena súper distinta y se mantiene una línea de coherencia y sentido. Con una estética increíble llena de colores, intensidad, rapidez y movimiento desprevenido.

A toda esta obra de arte la acompaña una música e iluminación perfectas. La fotografía es preciosa e innovadora en todo sentido. Nos deja boquiabiertos, su trabajo de edición con un acelerado ritmo de imágenes y colores fantásticos. De verdad me cuesta expresarlo porque las imágenes y sus transiciones son de la ostia.

Hace mucho tiempo no percibía esa adrenalina y un público tan enérgico que se involucre de forma emocional y sensorial en la pantalla como lo hicieron con la peli. Risas, gritos, gestos e incluso lágrimas pude apreciar entre sus espectadores. Ojo, también una pareja se levantó y se fue.

Justamente esa locura e intensidad puede provocar que no sea de fácil digerir para todos, pero es una película en mi opinión increíble. El riesgo del guión y el fuerte contenido emocional que subyace bajo toda esa ciencia ficción y comedia. Una forma magistral de balancear todos sus tópicos con el uso de elementos cinematográficos que conducen a hacernos sentir y vivir de cerca esta experiencia.

Al fin y al cabo la película viene a enseñarnos sobre la vida. Sobre poder disfrutar y agradecer nuestro presente. Hacer con él una gran vida porque es lo que tenemos. Nos enseña a sanar vínculos y aceptar a los que amamos como son. A trascender nuestras expectativas personales que depositamos hacia ellos y frenan de forma abrupta nuestra relación.

Evelyn en todo este viaje de multiversos y peleas desafiantes, logra sanar el vínculo con su familia. Apreciar su realidad con otros ojos al punto de no interesarse en cambiar su pasado.

Agradecida de que el cine nos haga vivir estas experiencias y del riesgo que toman algunos directores de salir por completo de la escala convencional para transmitir emociones y aprendizaje.

Cata Giachino

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