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Karina Rabolini bajo el sol mendocino

Karina Rabolini, de paso por Mendoza, habla de todo. Su amistad con Julio Iglesias y los Pimpinela; sus fines de semana perfectos tirada, viendo películas de vampiros con Nacha Guevara y Peter Cahe; de Scioli que «es un roble»; de su nueva línea de ojotas KR para supermercados, de sus años en Europa y su divorcio, de los vinos mendocinos y los cuidados de la piel.

Karina Rabolini nos recibe en Zitto, la pizzería de la calle Arístides. Con soltura, amabilidad y desenfado, la mujer de Daniel Scioli habla de todo. Como buena modelo que fue posa para las fotos, incluso sugiere tomas para darle protagonismo al cartel de Zitto «así le hago el chivo a mi amiga (la mujer del dueño de la pizzería)», dice. Después de contarnos que en breve se subirá a la combi que los llevará a San Juan y darnos detalles de la música que acaba de grabar para escuchar durante el viaje (Valeria Lynch y otros temas que a sus asesores les resultan imposibles), Karina se sienta y sin ningún reparo se dispone a charlar. Antes nos ofrece tomar algo y ante la negativa, insiste y nos ofrece compartir su limonada. Queremos sacarla del speech político, pero Karina, con cierto aire infantil e indolente se las arregla para hablar bien de su marido.

«La política es una herramienta para mejorarle la vida a la gente», dice con convencimiento.

–Pero nos hemos olvidado un poco de cuál es el objetivo y el fin de la política…

–No, jamás, por eso si me preguntás de política yo te voy a hablar muy bien, porque el ejemplo que tengo es el trabajo que hace Daniel.

–Después de divorciarte de Scioli y vivir en Europa, ¿qué te llevó a volver?

–Son 30 años de estar juntos y en un momento estuvimos cuatro años separados, incluso nos divorciamos legalmente, nos quedó el matrimonio por iglesia… Igualmente toda la vida me sentí casada con Daniel porque nunca dejé de sentir su apoyo y su respaldo. De hecho siempre seguimos en contacto y cuando nos fuimos a divorciar, fue gracioso porque nos fuimos juntos en el auto.

–¿Y por qué se divorciaron?

–Yo tenía 18 años cuando me casé con él y creo que los dos teníamos que transitar otros caminos. En todo caso nos sirvió para darnos cuenta que estábamos enamorados, que nuestra historia era fuertísima y que además va más allá del amor porque somos muy buenos compañeros de vida.

–¿Qué hiciste esos años en Europa, te dedicaste a modelar?

–No, viajé mucho, tenía gente amiga, tuve un novio…

–¿Y Scioli se puso celoso?

–No, Daniel es cero celoso, pero yo sí soy muy celosa. Él es muy seguro de sí mismo, es un roble, es muy sólido, por eso para toda la familia es un gran sostén y a mí me gustaría que la gente sintiera la protección de Daniel. Es una persona que está, que nos soluciona los problemas a todos.

–Bueno ya que te gusta hablar de Daniel te hago la pregunta del millón: ¿qué va a hacer realmente? ¿Va a seguir los lineamientos de Cristina y Zannini o va a encarar algo propio?

–Si la gente le da la posibilidad de ser el presidente de los argentinos, va a ser la persona que tome el rumbo del país, va a continuar lo que haya que continuar y va a cambiar lo que haya que cambiar porque Argentina en estos años fue cambiando, las decisiones que se tomaron en el pasado han generado un nuevo escenario y el país hoy tiene otras demandas.

–Si llegaras a ser la primera dama argentina, ¿cómo te perfilarías en ese rol?

–Como una persona que ayuda, estaría en un lugar con la posibilidad de ayudar y mucho. No me gustaría ser una primera dama que le diera la espalda a la gente.

–¿Una mujer vinculada al poder como vos, lo ejerce exacerbando lo femenino o buscando herramientas más masculinas para imponerse?

–Yo soy la mujer de Daniel…

–Bueno pero estás protagonizando la escena…

–Pero desde el lugar de su mujer y acompañándolo. Él siempre me ha dado libertad para desarrollar mis cosas y hacer lo que quiera.

–Alguna vez dijiste que eras tímida, ¿te sentís así?

–Bueno si algo favorable tiene el paso del tiempo es que con los años, la experiencia te ayuda a manejar esa inseguridad o esa timidez.

–¿Y cómo te preparás para protagonizar estas giras de campaña?

–Leo sobre cada provincia a la que voy y termino de conocerla y verla con mis propios ojos. No soy  economista ni experta en política, algunas preguntas puedo responderlas y otras no, pero sí se de los proyectos que Daniel tiene en cada área y vengo recorriendo la provincia de Buenos Aires hace ocho años y trabajando con la Fundación.

–De lo que has visto acá en Mendoza, ¿qué impresión social te llevás?

–Primeramente la veo lindísima. Mendoza es una de las provincias más lindas de la Argentina, con una gran evolución en el tema del turismo. Antes en el exterior uno veía vinos chilenos y ahora se ven vinos argentinos y muy buenos vinos. Hay muchas cosas que nos hacen quedar bien afuera y una de esas es el vino argentino.

–¿Qué vinos mendocinos te gustan?

–Me gusta mucho un blend de una bodega chiquita que no recuerdo, el vino se llama Nosotros, es maravilloso, vale la pena [N. de la R.: el vino es de Dominios del Plata, bodega de la también candidata a diputada nacional por el Pro, Susana Balbo]. Te cuento que somos muy amigos de Julio Iglesias y solemos mandarle vinos mendocinos para que los pruebe y generalmente le gustan mucho.

–Julio Iglesias tuvo una novia mendocina, Claudia Segura, que fue también la secretaria de Galimberti…

–¿Sí?, no sabía. Sí te puedo decir que Julio sigue espléndido, tiene una mujer y unos hijos maravillosos. Hemos estado con él en su casa de Marbella y Punta Cana. En otra oportunidad vino a casa y fue lindísimo porque estaban también Joaquín y Lucía Galán  –los Pimpinela– y Nacha Guevara, de quienes también somos muy amigos. Entonces yo había invitado a tenores y sopranos del Teatro Argentino de La Plata –del cual soy madrina– a casa, para homenajear a Julio. En un momento se pusieron a cantar todos, Nacha con los Pimpinela, más el elenco del Teatro Argentino y él, cosa que no suele hacer. Fue un momento increíble, mágico.

Karina Rabolini

–¿Cómo te has sentido más cómoda, como modelo, como empresaria o como primera dama?

–Lo de ser modelo pasó hace mucho, mucho tiempo (risas). Ahora divido mi tiempo en mi trabajo en la Fundación y en mi empresa. Ahora en septiembre estamos por presentar una línea de ojotas Karina Rabolini, accesibles para todo público –mujeres y hombres- que se venderán en los supermercados. Tienen diseños tipo pitón o camuflados, son muy coloridas, hay chatas, con medio taco y con taco alto. Mi idea es que se pueda usar la ojota como reemplazo de la sandalia.

–¿Qué le recomendás a las mendocinas para cuidarse la piel en una clima como el que tenemos?

–No hay grandes secretos, la piel tiene que estar limpia, hidratada y nutrida y son cosas distintas. Generalmente las cremas nutritivas las tenés que usar a la noche, son más pesadas y no se sabe por qué a la noche la piel las absorbe más. Para hidratarla le tenés que dar agua y algo fundamental es no irse a dormir con el maquillaje puesto. Para el cuerpo recomiendo ponerse la crema después de ducharte porque la piel absorbe mucho más.

–¿Y qué tipo de ejercicios hacés?

–Hago algo parecido al cross fit, hay días más aeróbicos y otros más de pesas. Más allá de lo estético, lo mío es una cuestión de salud.

–He leído que te gusta mucho ver películas, ¿algún género en especial?

–Todas las que sean románticas (risas). Mi fin de semana ideal es tener una temporada completa de una serie. Nacha Guevara viene a casa los fines de semana y con ella y Peter [quien la acompaña en esta gira y es el hijo de Alfredo Cahe, el médico de famosos como Maradona y Cacho Castaña], los tres nos tiramos a ver un continuado de películas hasta la hora de cenar. Me da vergüenza decirte qué me gusta, pero soy fanática de Vampire Diaries, ¡buenísima! y de The Walking Dead. También me están esperando 50 capítulos de la novela Esperanza mía, ¡podés creer que todavía no logro verlos besarse! (risas)… vengo muy atrasada.

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