En una casona de la calle Emilio Civit, Kleur se presenta como un punto de encuentro entre el diseño, el arte y la emoción. La idea nació años atrás, cuando Guadalupe Argerich (su dueña) soñaba con exportar productos argentinos desde el exterior. Pero al volver a su ciudad natal, el proyecto cambió de dirección: Mendoza, pensó, estaba lista para una nueva mirada estética, más libre y colorida.
Formada entre la arquitectura y la gastronomía, Guada construyó una trayectoria que combina el diseño de espacios con la sensibilidad por los detalles. Su paso por proyectos creativos en Buenos Aires y San Luis la acercó al universo del mobiliario y las texturas, experiencia que más tarde se transformaría en la base de Kleur.
El poder del color
El nombre del espacio proviene del neerlandés y significa “color”. No solo define la identidad del lugar, sino también su filosofía: el color como energía, vibración y alegría. En Kleur, “cada pieza está pensada para provocar una sensación, desde los muebles hasta los objetos decorativos, las lámparas o los libros que completan la curaduría del espacio”, dice.
El estilo se inclina hacia un modernismo con carácter, donde la materialidad y los contrastes son protagonistas. El blanco de las paredes actúa como lienzo para destacar las formas y tonos de cada objeto, mientras pequeños guiños (como los azulejos setenteros de los baños) aportan un toque lúdico a la propuesta.
La locación fue un hallazgo fortuito. La casona, ubicada en pleno corazón de la Ciudad, estaba deteriorada, pero su estructura y su historia escondían un enorme potencial. Tras un proceso de remodelación que llevó tiempo y dedicación, Kleur se transformó en un espacio luminoso, cálido y contemporáneo.
Hoy, cada ambiente combina piezas seleccionadas en viajes con obras de artistas y artesanos locales. El resultado es una tienda-galería que propone una experiencia sensorial, donde la belleza y la armonía se viven como parte del día a día.
Mendoza como punto de partida
Para ella, Mendoza era el lugar ideal para concretar este proyecto. La ciudad, dice (y nosotros confirmamos), atraviesa un momento de expansión creativa: nuevos estudios, interioristas y diseñadores se suman a una escena cada vez más dinámica. En ese contexto, Kleur llega para aportar una mirada distinta, conectando el diseño con la emoción y la expresión personal.
El futuro, sin embargo, ya se dibuja más allá de la provincia. Mientras planea una nueva tienda en Uruguay, la creadora imagina a Kleur como algo más que un local: un espacio para inspirarse, para conectar y para animarse a mirar los espacios con otros ojos.
Si todavía no la visitas y quedaste maravillado con las fotos, en su página web e Instagram hay más para que decidas finalmente cuándo ir. Abre de lunes a viernes, de 10:30 a 17h (con cita previa), en calle Emilio Civit 199 de Ciudad.
