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Mirá al Oeste: siete formas de vivir la montaña mendocina

En el Día Internacional de las Montañas celebramos lo que otros recorren medio mundo para ver. Prepará la cámara (o solo la vista) y las ganas de salir.

Desde 2003, la ONU declaró el 11 de diciembre como el Día Internacional de las Montañas, una jornada para tomar conciencia sobre la importancia de estos gigantes naturales que nos proveen agua, energía y alimentos, y que hoy enfrentan desafíos urgentes frente al cambio climático. 

Y si hay una provincia que puede hablar de montañas con autoridad, esa es Mendoza. Acá las tenemos presentes en cada horizonte, en cada sorbo de agua que tomamos, en el aire que respiramos. Vivimos rodeados de ellas, pero ¿cuándo fue la última vez que te detuviste a mirar su inmensidad? 

Te proponemos un plan: redescubrir Mendoza desde las alturas. No como turista, sino como alguien que tiene el privilegio de vivir a minutos (bueno, a veces algunas horas) de paisajes que otros recorren medio mundo para conocer. A continuación siete montañas, siete universos. Te llevamos a conocer rincones que no tienen desperdicio, por más kilómetros que haya que hacer para llegar.

Hotel Termas El Sosneado: ruinas con vista y aguas que sanan

A 140 kilómetros al sur de San Rafael, después de atravesar 60 kilómetros de ripio donde las montañas se imponen y los guanacos aparecen al costado del camino, te encontrás con un hotel abandonado desde 1953 que parece congelado en el tiempo. Sus piletas termales siguen intactas, alimentadas por aguas sulfurosas que brotan del Volcán Overo. Lo que alguna vez fue un complejo lujoso, hoy es una postal melancólica rodeada de la cordillera de Los Andes.

¿Qué hacer? Además de sumergirte en las aguas curativas con propiedades terapéuticas, El Sosneado es puerta de entrada a la alta montaña. Podés hacer trekking hacia el Volcán Overo, cabalgatas por los valles andinos o avistar cóndores en plena naturaleza. Es el destino perfecto para los que buscan aventura, historia y relax en un mismo lugar. Un plan para los que buscan desenchufarse de verdad y sentir que Mendoza tiene lugares que parecen de otro planeta. 

Valle Hermoso: el refugio donde las montañas lo son todo

A 95 kilómetros de Malargüe y 29 desde Las Leñas, tras subir un camino de ripio que sigue el curso del río, se esconde Valle Hermoso. La recomendación es ir en verano (¡justo esta época!) y con un vehículo alto para no tener ningún tipo de inconveniente. Una vez transitado ese camino, te recibe un valle donde la inmensidad de las montañas te abraza desde todos los ángulos. No hay un solo punto donde no estés rodeado de picos cordilleranos, una belleza que se complementa con las dos lagunas con agua proveniente de los ríos Cobre y Tordillo. Es el tipo de lugar que se hizo viral entre los que buscan desconectar de verdad y disfrutar del silencio y la belleza natural de este paisaje inigualable.

Acá podés acampar bajo las estrellas o quedarte en domos al borde de la laguna. Las opciones de aventura sobran: pesca, trekking, cabalgatas, mountain bike, safaris fotográficos, kayak o windsurf. Pero también es más que válido si solo venís a sentarte a contemplar y a dejarte envolver por esta geografía imponente que te recuerda que, si sos de Mendoza, vivís en un lugar único.

Reserva Natural: donde las montañas protegen la vida

A solo 50 kilómetros de la ciudad de Mendoza, el camino hacia Villavicencio ya es un espectáculo debido a las montañas que escoltan la ruta. Y lo que viene es una reserva de 60,654 hectáreas donde la conservación es protagonista. Acá habitan 327 especies de flora (incluyendo la jarilla, flor provincial), 250 de fauna, 193 de aves, 32 mamíferos, 21 reptiles y 3 anfibios. Guanacos, liebres mara, cóndores y suris conviven en un ecosistema protegido que impulsa la educación ambiental y el desarrollo sustentable. De estas montañas nace el agua mineral Villavicencio, de máxima pureza gracias a su origen en un entorno natural intacto. 

Las actividades son variadas: visitar el emblemático Hotel Villavicencio, monumento histórico nacional con jardines diseñados por Carlos Thays hijo, avistamiento de aves, truck 4×4, trekking guiado o pura adrenalina en Villavicencio Park. Este último es un espacio al aire libre con actividades de arbolismo, tirolesa y zipline entre las alturas, además de un mini-park para los más chicos.

Las entradas a la Reserva las podés adquirir en su sitio web.

Potrerillos: el clásico que nunca defrauda

Potrerillos es ese plan por excelencia del mendocino que quiere hacerse una escapada. El camino ya vale la pena: desde Cacheuta subís por los caracoles y las montañas te escoltan con sus tonos ocres, verdes y marrones hasta que aparece el dique, un espejo de agua impresionante rodeado por la belleza de la Cordillera. Quedarse a las orillas del dique a almorzar o tomar unos mates es una gran opción para pasar el día. Aunque, si querés más emoción, la lista de opciones para hacer en el agua es larga: windsurf, kitesurf, kayak, stand up paddle, paseos en velero o incluso clases de yoga flotante. También hay rappel en las paredes junto al río Mendoza, pesca deportiva y buceo de altura para los más aventureros.

Pero si querés salir de ese plan, no dejes de lado la oportunidad de meterte más a fondo y descubrir las villas de Potrerillos: como Las Chacritas, El Carmelo, Las Vegas, El Salto o Vallecitos (entre otros nombres), lugares donde podés pasear y probar la deliciosa gastronomía local. Si no es suficiente, también hay varios trekkings que permiten ver Potrerillos y el Cordón del Plata desde distintas perspectivas.

El Camino de la Carrera: donde el paisaje muta en cada kilómetro

A 2.000 metros de altura, la Ruta Provincial 89 dibuja un trayecto de 51 kilómetros que conecta Las Vegas de Potrerillos con San José en Tupungato. El Camino de la Carrera es uno de esos lugares poco frecuentados pero enormemente bellos, donde la montaña no es la única estrella: el paisaje muta kilómetro a kilómetro. Hay un mirador natural a 2.200 msnm que te regala el valle completo a los pies. Después, la ruta se torna llana con ondulaciones suaves, y ahí empezás a notar los detalles: estancias ganaderas con vacas, caballos y ovejas pastando tranquilas, alamedas y tonalidades que cambian según la hora del sol.

Llegando al Valle de Uco aparecen los cultivos: nogales, manzanos, cerezos, papa, cebada y hortalizas en parcelas perfectas que cuentan la historia productiva de origen jesuítico de esta zona. Cada estación transforma el camino: verde intenso en verano, ocres profundos en otoño, flores en primavera y blancos silenciosos en invierno. Podés recorrerlo en auto o bicicleta, con tramos de ripio y paisajes que nunca se repiten. 

Uspallata: montañas que guardan siglos de historia

A 120 kilómetros de Mendoza por la Ruta 7, Uspallata es un spot en la provincia donde las montañas no solo te quitan el aliento al contemplarlas: guardan siglos de historia y una energía que se siente. Las Bóvedas de Uspallata fueron testigo de la Campaña Libertadora, cuando San Martín las usó como punto estratégico. El Cerro Tunduqueral, sagrado para pueblos originarios, te invita a recorrer senderos de trekking hasta pinturas rupestres de más de mil años. Y está el Cerro de los Siete Colores, que cambia de tonalidades según la luz del día y pide ser recorrido completo.

Pero si querés sentir la energía de Uspallata en su máxima expresión, reservá con anticipación una visita al Parque de las Artes Marañón: arte a cielo abierto donde esculturas monumentales juegan con las sombras, la luz del sol y la luna. Tres laberintos, dos miradores solares y dos lunares componen un recorrido donde cada hora ofrece una postal distinta. 

Además, en esta región se encuentra Estancia Uspallata, la bodega con los viñedos a mayor altura de la provincia de Mendoza, donde podés realizar degustaciones, reservar tu experiencia gastronómica y hasta disfrutar de una estadía en su exclusivo hospedarte, con reserva previa.

Estas son solo algunas de las actividades que ofrece Uspallata, un rincón donde la montaña te habla de historia, espiritualidad y belleza natural en cada espacio.

Aconcagua: el Centinela de Piedra que te deja sin aliento

Imperdible, divisar el coloso más alto de América

A 185 kilómetros de Mendoza, el Parque Provincial Aconcagua te sitúa frente al coloso de América: 6.962 metros de pura montaña. Este parque de 65.690 hectáreas ofrece caminatas donde no solo hacés ejercicio, sino que disfrutás de la imponente belleza natural que se extiende frente a vos mientras avistás guanacos, pumas, zorros y cóndores. El Aconcagua es también historia viva: formó parte del Qhapac Ñan, un camino inca declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, y fue sitio ceremonial ancestral.

En el Centinela de Piedra (traducción de «Aconcagua» en quechua) está el Circuito Laguna de Horcones (2 horas ida y vuelta, apto para todos) que te lleva a un mirador para observar cómo el agua, el viento y los glaciares fueron modelando el Valle de Horcones. Si querés más, el camino sigue hasta el puente colgante de la Quebrada del Durazno, a unos 3.000 msnm. Aclaramos que estas son las caminatas menos exigentes y más cortas, hay expediciones que toman días y entrenamiento previo. Importante: es obligatorio reservar turno y pagar el ticket de ingreso antes de viajar, ya que en la entrada del parque no se venden. Para más información, visitá este link.

Unos tips para tu próxima salida a la montaña:

  • Revisá el clima: las condiciones cambian rápido en la montaña. Consultá pronósticos y estados de rutas.
  • Reservá con anticipación: lugares como la Reserva de Villavicencio, el Parque de las Artes Marañón y el Parque Provincial Aconcagua requieren reserva previa.
  • En la mochila no olvides cargar tu protector solar, agua y abrigo, por las dudas.
  • Usá calzado cómodo y cerrado
  • No dejes basura: lo que llevás, lo traés de vuelta. Cuidemos la montaña.
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