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Energía femenina: ¿Qué es y cómo se trabaja?

Todos llevamos dentro un aspecto femenino y otro masculino. Ambos son esenciales para sentirnos bien con nosotros mismos. Saturniana Tarot nos cuenta de dónde vienen estas energías y cómo conectar con ellas.

Ir detrás de las cosas que queremos, enforcarnos más en los resultados que en los procesos, depender solamente de nuestros logros individuales y ser disciplinados son algunas cualidades que se asocian a la energía masculina y son características particularmente veneradas por nuestra sociedad. Pero, aunque son características muy útiles y positivas, no son las únicas para desenvolverse en el mundo.

Por otro lado, ser vulnerable, creativo, dar importancia a crear conexiones profundas con otras personas, ser intuitivo, conectar con la naturaleza, permitirnos recibir sin esperar nada y abrirnos a pedir y recibir ayuda, son cualidades consideradas inútiles para la sociedad, pero sin ellas no nos sentiríamos plenos. 

Si rechazamos esa parte femenina que todos llevamos dentro, lo veremos reflejado en algún área de nuestra vida. Conectar con estas cualidades nos acerca a la espiritualidad y son sanadoras. Y aunque muchas veces estas energías son vistas como debilidades, por el contrario, ayudan a curar.

En esta ocasión convocamos a Brenda Ailen Acedo, más conocida como Saturniana Tarot, quien hace seis años se dedica al estudio intensivo de esta práctica, para que nos explique qué es la energía femenina, cómo podemos identificarla y, sobre todo, de qué manera podemos conectar con ella.

Desde el principio

Lo primero que hay que entender es que existen energías femeninas y masculinas. Ambas se encuentran en nuestros cuerpos y todos disponemos de ellas, no pertenecen a un género específico.  «Estamos hechos por dos impulsos el masculino y el femenino».

«La energía femenina es de carácter pasivo y está ligada a la receptividad, la inspiración, el deseo y la creatividad. En cambio, la energía masculina es de carácter activo y se la relaciona con la racionalidad, la estructura, la seguridad y la fortaleza», explica Brenda.

Otra diferencia es que la energía femenina está más proyectada hacia afuera, por el contrario de la masculina que lo está hacia adentro.

«Ambas son necesarias. El conflicto surge cuando negamos una de estas dos polaridades, por lo tanto, esta dualidad se desequilibra e implica negar una parte de nosotros mismos».

El sentido de su existencia

En particular, la energía femenina es la que nos impulsa a crear, a proteger a los débiles, a cultivar las cosas exteriores y a nosotros mismos, sanarnos a nosotros y a nuestro entorno. «Es aquella energía que genera todo desde el comienzo y lo hace sin pedir nada a cambio, ¿qué otra cosa es el big bang, sino un gran parto?».

Brenda también aclara que estas energías no hay que verlas como dos elementos contrapuestos, sino como dos polos que forman parte de una misma cosa. «En el tarot, esto lo notamos claramente con la carta El Mundo XXI que representa la realización suprema. En ella descubrimos a una mujer que parece danzar en medio de una corona de hojas azul claro, llevando en la mano derecha una copa, principio receptivo, y en la izquierda un basto, principio activo. Aunque el personaje es innegablemente femenino, lo que sugiere esta figura es la unión de los principios, femenino y masculino, el andrógino realizado».

Desde el punto de vista de la astrología, esta dualidad está representada por dos tipos de signos. «Por un lado, están Aries, Géminis, Leo, Libra, Sagitario y Acuario, signos con número impar que tienen como características generales ser iniciadores, activos, masculinos. Cuando quieren algo van por ello en vez de esperar a que suceda y actúan de una forma más directa con el medio. Luego tenemos signos como Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpio, Capricornio y Piscis, de número par. Sus características son más introvertidas, pasivas, expectantes y femeninas. Cuando quieren algo lo atraen en vez de moverse de forma activa».

Pero ¿De dónde vienen estas energías?

La energía femenina en particular, surge de la diosa madre, una entidad que representa la energía femenina y la fertilidad, por eso se la asocia al elemento Tierra. La gran madre pertenece a nuestro inconsciente colectivo, de hecho, vemos en la historia diferentes representaciones de esta diosa. En la mitología india tenemos a Áditi Diosa madre de otros dioses. Los aztecas tenían a Chimalma que es la diosa de la fertilidad, patrona de la vida y de la muerte, guía del renacimiento. Pero estas diosas madres también poseen energías positivas y negativas. En su lado positivo notamos su poder de curación, crear vida, la protección. En su aspecto más negativo podríamos fijarnos en la Pachamama, que no es una deidad creadora sino protectora y proveedora. A cambio de esta ayuda y protección, el pastor de la Puna Meridional está obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe como un acto de reciprocidad. Cuando esta reciprocidad no se nutre con las ofrendas, se la ofende, provoca enfermedades y catástrofes. Notamos que la energía femenina puede ser proveedora, curadora, fértil pero cuando no se la respeta notamos más su cualidad negativa o destructiva.

Es un arquetipo de la vida, ya sea representado como una mujer joven, espontánea, seductora e intuitiva, o como una mujer malvada o como la madre tierra.

 

¿Cómo podemos integrar a nosotros y conectar con la energía femenina?

Notamos que la energía femenina es pasiva, receptiva, muy ligada con los sentimientos, las relaciones y la ternura. Es la impulsora de nuestra creatividad, las posibilidades desenfrenadas y la transformación interior. Para integrarla lo primero sería buscar esos momentos de descanso, desconexión con lo acelerado. Lo segundo sería conectar con la creatividad, ya sea desde la música hasta todas las artes. Lo tercero es sentir placer en las actividades terrenales como rituales de belleza, baños inmersivos, bailar, etc.

Otras maneras de trabajar la energía femenina son: abrirnos a recibir sin miedo y con confianza de que lo merecemos; permitirnos ser honestos y vulnerables; conectar con nuestro cuerpo a través de actividades como el ejercicio o el yoga y disfrutar de la quietud y el silencio.

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