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Verónica Valenti y el inconsciente líquido

La artista plástica mendocina abre las puertas de su mundo para compartir lo que más le gusta: la pintura. En su casa taller de Godoy Cruz inauguró hace días una galería que contiene su obra de mancha, gesto y color.

 

Los sueños de Verónica Valenti son como sus manchas: orgánicos. No es casual que alguna vez se haya envuelto en la nebulosa onírica de sentirse Universo o que su inconsciente le haya concedido el deseo de abandonar su cuerpo para volverse pintura. Lo recuerda claro: en un tarro líquido vivía, en lo cóncavo y oscuro de un pozo de color, con el resplandor a tapa abierta. Los sueños, la espinaca cruda, el mate, los olores, lo agridulce y la creencia en la energía alimentan parte del imaginario de una artista tan plástica como sensorial.

“No tengo memoria de mi infancia. Nací en Godoy Cruz”, dice, como si de eso se trataran los años de la niñez que recupera calendarios más tarde, cuando en segundo o tercer grado partió junto a su familia a Hong Kong por compromisos laborales de su padre. Entonces, más que fibras, la pequeña de rizos oscuros bailaba con los crayones en la mano.

 

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«Amor amarillo», obra realizada en técnica mixta.

 

Una educación muy distinta a la occidental tradicional, fue la que recibió: además de aprender chino, inglés y francés -de este último idioma poco recuerda-, recibió clases de arte, cocina, costura, física y química, con experimentos en laboratorio que la fascinaron a cada descubrimiento. En artesanía, diseño y tecnología, como se llamaba otra de las materias, Verónica “flipaba”. También con la comida china y poco y nada con las luces de la ciudad.

En esos ocho años de residencia en el exterior, Verónica desarrolló habilidades deportivas que aún conserva y el asombro de ver todo por primera vez que ofrecen los viajes. En ese mapamundi descubrió que lo suyo era la pintura y a la distancia reconoce que algo de oriental tiene su obra: “Aunque no sé bien qué es”.

 

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«Carolina», otra de las obras que se puede ver en la galería de Valenti.

 

De fondo, la voz de Gustavo Cerati y a través de la ventana, un jardín que cuida con tanta delicadeza como a su obra. El mate reflejado en una mesa de vidrio. Su sonrisa amplia y su modo amigable. A los 15 años regresó a Mendoza; tiempo después estudió diseño gráfico, jamás ejerció y con el título archivado buscó su lenguaje en la pintura. Tomó clases con el artista mendocino Gabriel Fernández y en Buenos Aires realizó algunos cursos; de ahí en más, desarrolló una disciplina que mucho tiene de intuitivo y otro tanto de disciplina autodidacta.

Muestras individuales y colectivas, ferias nacionales e internacionales integran el recorrido de quien ahora cuenta con su propia galería de arte, un espacio que abriga y contiene a los paisajes y seres que nacen de su actividad solitaria, a veces nocturna, de recorridos imprevistos a los que deja fluir, como la naturaleza misma. “Uso acrílicos y esmaltes sintéticos. Intento que esos materiales que se repelen, se hagan amigos y se puedan unir”, comparte. También acude a secadores de piso, escobas, espátulas, palitos, baldes y unos escasos pinceles.

 

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«Ciclos, manchas y seres a puro color».

 

De manera gestual, en posición horizontal, sin música y con varias obras empezadas a la vez, Valenti juega entre la abstracción y la figuración, seducida por lo espontáneo y lo orgánico. “Yo creo que si tenés una pasión la pasás bien, y mi pasión es pintar. No sé si me conecto con el todo o la nada, o si es lo mismo. Hago. Todavía me puedo sorprender todos los días, me parece importante no perder eso ni el entusiasmo para no caer en la rutina de hacer las cosas mecánicamente. Todavía soy sana de eso”, reconoce.

En esa dinámica que ocurre entre su acción y la pintura, Verónica comparte en su taller de Godoy Cruz el proceso hipnótico en el que trabaja, donde las partículas de color se integran y desintegran, juegan a ser mar, río, sombra, micro y macro mundo, experimento y esencia. “Yo creo que siempre me interesó asemejarme no a una mano que dibuja sino a los materiales que hacen su trayecto. No despego mucho la vida de la pintura, es lo mismo para mí”.

 

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«En busca», realizada con el esmaltes sintéticos y acrílicos.

 

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«Encuentro». De manera gestual y con varias obras empezadas a la vez, Valenti juega entre la abstracción y la figuración.

 

Mirada de artistas 

Escribe su colega Silvina Scalzi: “Conocí a Vero a través de su obra, quiero decir: vi sus pinturas antes que a ella en persona, y fue en medio de mucha obra en una muestra colectiva hace algunos años que una de sus mujeres me habló desde adentro. Eso es justo lo que espero de cualquier obra de arte, que transmita ese no sé qué desde un simple bastidor; he visto por suerte cantidad de piezas hermosas, pero pocas que vibren tanto, que digan y contengan tanto en una imagen y creo que eso sólo se logra volcándose en el trabajo, es algo que no puede enseñarse como una técnica particular, habla de una entrega visceral y absoluta y por lo tanto genuina y generosa ante cualquier espectador dispuesto a percibir, a dejarse llevar, a volver a sentir. Conocí a Vero a través de su obra… Me habló de ella mucho antes que ella misma”.

Por su parte, quien fuera su maestro y más tarde colega y amigo, Gabriel Fernández, sostiene: “Me gusta pensar las pinturas de la Vero como los resultados de una cacería o un ritual.  Aquí la imagen no es algo premeditado; surge sobre la marcha. Es algo que ocurre en medio de la acción.

La imagino expectante, pendiente de una textura, de la densidad de un empaste, o esperando el momento preciso para detener un chorreado. Ese sentido de la oportunidad, que ella tiene,  le permite manipular el azar haciendo que la imagen finalmente ocurra.

Con todo, lo particular es que partiendo de la mancha y del gesto, tengan siempre una vocación figurativa. Es una pintura ligada a la materia y a lo físico y sin embargo se propone dar forma a un acto o una emoción. Tal vez por eso sus paisajes son poderosos, enérgicos y monumentales. Tal vez por eso las pinturas de la Vero, se quedan en la mente”.

 

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Verónica Valenti, ““No despego mucho la vida de la pintura, es lo mismo para mí”.

 

Para conocer la galería es necesario coordinar una cita previa llamando al 154 187 039 y [email protected]

 

 

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